Personas manipuladoras

 

 

Personas manipuladoras todas las personas que utilizan a los demás para conseguir sus intereses son manipuladoras. Se sirven de los demás para conseguir sus objetivos y no cesan hasta que lo logran.

1. ¿Qué es la manipulación?
2. Rasgos comunes de los manipuladores
3. El efecto de ser manipulado
4. Cómo dejar de ser manipuladores

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1. ¿Qué es la manipulación?
Manipuladores. Usan su encanto o su poder para que los demás actuen a su conveniencia.
La manipulación es la actitud de una persona dirigida a influenciar a otra persona para conseguir determinados objetivos.
Es la forma en la que un individuo se sirve de otro para que de forma inconsciente, debido a la sutileza del manipulador, o conscientemente por temor, compromiso o culpa, éste le ayude a lograr su deseo o aquello que le interesa.
La manipulación puede estar dirigida hacia una colectividad o hacia un particular.
Cuando se dirige a la colectividad, se produce principalmente a través de los medios de comunicación de masas; televisión, radio y prensa. Unas cuantas personas tratan de influir en una población con la finalidad de persuadirla para conseguir unos objetivos comunes.
Los objetivos pueden ser muy diferentes económicos, políticos, educativos, etc. Por ejemplo, la intención de algunos anuncios publicitarios es que la población compre un producto determinado sea como sea. Para ello, pueden llegar a confundir en cuanto a la utilidad o el efecto que tendrá en quien lo compre. "Si utilizas tal perfume, los demás se sentirán más atraídos por ti" o "tal crema hará rejuvenecer tu rostro diez años".
La manipulación también puede estar dirigida a una sola persona. En este caso las personas manipuladas ceden a los caprichos de otra a pesar de sus propios deseos. Suele producirse entre amigos, en la familia o en el trabajo.
2. Rasgos comunes de los manipuladores
Son personas que constantemente tratan de ejercer control sobre otros. Son muy sutiles y hábiles con las artimañas que utilizan para lograr sus objetivos y, rara vez, se les notan sus intenciones.
Saben perfectamente lo que quieren y nada ni nadie les impedirá conseguirlo. Poco importa lo que los demás sientan al respecto. Actúan sin pensar si sus actos son buenos o malos.
En la mayoría de los casos se trata de personas con habilidades sociales. Son divertidos, amables, imaginativos y poseen un gran encanto.
Para el manipulador es imprescindible conseguir que el otro actúe como él desea o que esté de acuerdo con él. En caso contrario, rechaza su amistad, no le interesa seguir teniendo trato con él. A pesar de ello, sigue siendo cordial en el trato aunque no le aprecie. No son de fiar, es muy probable que a la espalda extiendan rumores.
Este tipo de actos refuerzan su autoestima, les hacen sentirse con más valía, importancia y seguridad. Aunque, por lo general, son personas bastante inseguras e inmaduras emocionalmente, que tienen temor al rechazo y necesidad de afecto.
Todos podemos convertirnos en un momento determinado de nuestra vida en personas manipuladoras. La necesidad de control que sentimos en algunas ocasiones o en determinadas circunstancias, puede hacer que en momentos concretos de nuestra vida tratemos de manipular a los demás.
3. El efecto de ser manipulado
Las personas que han sido manipuladas no suelen darse cuenta de que lo están siendo hasta después de ocurrido el hecho. Es entonces cuando se sienten impotentes, enfadadas, frustradas y enrabietadas por haber actuado de forma contraria a sus deseos y por haberse dejado engañar.
Se han dejado atraer y convencer por personas que ellos consideraban de su confianza y de quienes esperaban una gran amistad. Pero el resultado es que han sido utilizadas para los intereses del manipulador y, una vez que ya no les necesitan les dan la espalda, ya no son útiles para ellos.
El efecto hipnotizador que estas personas pueden tener sobre los demás hace que quienes están siendo manipuladas, actúen o lleguen a actuar o hacer comentarios con los que no están de acuerdo y que no habrían hecho si no hubiesen estado bajo su efecto hipnotizador.
No debemos permitir que esto nos ocurra, para lo cual, en cualquier situación, debemos pensar en nuestra integridad como persona y no dejar que nos utilicen.
4. Cómo dejar de ser manipuladores
Todas las personas manipuladoras son conscientes de su necesidad de controlar a los demás. Por ello, lo más importante es que lo reconozcan y tomen conciencia de que se trata de un acto deplorable que atenta contra la dignidad de las personas.
Han de valorarse más y saber que para alcanzar sus objetivos sólo se necesitan a sí mismos. No deben "pisotear" a nadie ni esperar que otros les allanen el camino. En el fondo subyace un problema de confianza en sí mismo y de dependencia de los demás. Necesitan que otros le apoyen y le faciliten su cometido.

 

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