miércoles, 3 de diciembre de 2008

Cuentos del Mula Nashrudin

Dicen que Sheikh Nasrudín había visitado la India. Al andar por la ciudad de Delhi fué a un mercado de frutas y verduras.
Se dio cuenta que mucha gente estaba comprando coloridos chilis (ajíes muy picantes).


En la India, la gente es muy aficionada a los chilis, pero los usan en pequeñas cantidades.
Nasrudín pensó que deberían ser una golosina, así que compró dos kilos y se sentó bajo un árbol para comérselos.

Al masticar el primer chili, la boca se le empezó a quemar y sus ojos y nariz empezaron a llorar y gotear. Gimió y abanicó su boca y luego empezó a masticar otro chile, pensando que éste tendría mejor sabor. Prosiguió de esta manera comiendo chili tras chili, sufriendo y esperando que el próximo tuviese mejor sabor que el anterior.

Nosotros somos como Nasrudín. Todos estamos comiendo chiles con la esperanza de que el chile que comamos mañana, o si no éste, ciertamente el que comamos al día siguiente, tenga mejor sabor. Continuamos ofreciéndonos unos a otros los mismos chiles, esperando que algún día, en algún lugar, empiecen a tener un sabor dulce. Pero el hecho es que ahora mismo nuestras bocas se están quemando, nuestros ojos están llorando y nuestras narices se están escurriendo.

Mientras Nasrudín estaba masticando sus chilis valientemente, un hombre que le había estado observando se acercó a él y le preguntó qué estaba haciendo. “Vi un montón de gente comprando esta golosina, así que yo también compré y empecé a comérmelos”, le explicó Nasrudín.
El hombre le dijo: “Mira, éstos son chili. Hay que comerlos en pequeñas cantidades”. Nasrudín asintió con la cabeza y siguió comiendo. El hombre se asombró. “Ahora que sabes lo que son -dijo-, ¿Por qué no dejas de comerlos?”
“Pues -dijo Nasrudín-, he comprado estos chilis y tengo que consumirlos. Ya no estoy comiendo chiles. ¡Me estoy comiendo mi dinero!”
Así vivimos nuestras vidas. Hemos comprado nuestros problemas y aun cuando los encontramos bastante agrios, tenemos que seguir comiéndolos porque hemos hecho la inversión. Continuamos buscando más diversión, más entretenimientos, más amigos amorosos, más riqueza, más fama. Pero, ¿nos trae alguna de estas cosas verdadera felicidad, o nos traen sólo sequedad y acaloramiento? ¿Qué estamos consiguiendo realmente en nuestra búsqueda de la satisfacción?

No hay comentarios:

Publicar un comentario