miércoles, 27 de agosto de 2008

El Cuerpo de Luz en el Camino Espiritual


 

 

El libro "Sagrados Misterios", de Trigueirinho, que forma arte de la colección Chispas del Cielo (Editorial Kier), ha generado preguntas en los encuentros de estudio. Transcribimos aquí algunas de sus respuestas para informar a los lectores.

 

Además de un mayor control sobre la personalidad y sus reacciones, ¿qué nos reserva el camino espiritual?

 

El camino espiritual no se limita al perfeccionamiento de la personalidad; consiste en ahondar cada vez más en la relación con el mundo interior, con el mundo de las energías. En ese camino aprendemos cómo se crean y se deshacen las formas, tomamos consciencia de lo transitorio y de lo eterno. Comenzamos a entrever la existencia de un Plan Evolutivo, nos colmamos de amor por él y de gratitud por lo que realiza en el planeta y en sus habitantes. Nuestra compasión y alegría crecen cuando percibimos la existencia de grupos de almas reunidas para cumplir ese Plan; son los grupos internos. Al acercarnos a estos grupos, descubrimos cómo llegar a la Fuente que los alimenta e irradiamos hacia todo el universo la luz que emana de ellos.

 

¿Qué señales tenemos de que estamos en este camino?

 

Cuando realmente transitamos esta senda, avanzamos con fe y despreocupados por nuestra evolución. El aliento nos llega del espíritu y no nos alteramos demasiado con los hechos externos. De esta manera, proseguimos firmes, sin percibir los hilos de luz que vamos dejando por el camino. Esos hilos son las obras abnegadas. Los recogen seres sutiles que se encargan de tejer nuestro cuerpo de luz.

 

¿El cuerpo de luz es nuestra aura?

 

No, el cuerpo de luz no es ni nuestra aura ni la red de energías que penetra nuestro cuerpo físico. El cuerpo de luz es lo que recibe la energía del alma cuando madura. Puede seguir las leyes del plano espiritual y mantenerse allí en armonía. Cuando somos capaces de consagrarnos plenamente a las leyes espirituales, comenzamos a tejer nuestro cuerpo del luz.

 

¿Por qué se crea ese cuerpo, si ya tenemos tantos?

 

Con el cuerpo físico actuamos en el mundo material, cargamos objetos, llevamos, traemos, montamos y desmontamos cosas, etcétera. El cuerpo emocional genera afecto, felicidad, odio, infelicidad, buenos y malos sentimientos. El cuerpo mental elabora, analiza, ordena, clasifica y estructura, entre otras actividades. El cuerpo del alma, denominado cuerpo causal, a su vez expresa sintonía con el Plan Evolutivo y se vuelca en esa dirección. A cierta altura de su trayectoria, el alma comienza a imprimir esa sintonía en los cuerpos más densos, a conectar el mundo material con el mundo interior. Pero el cuerpo del alma sólo soporta las energías del nivel intuitivo de la consciencia y se desintegra con el toque del fuego del Espíritu, que habita en el nivel más profundo y elevado del ser. Por consiguiente, para que el alma ascienda al Espíritu, hecho que ocurre cuando madura, necesita del cuerpo de luz. Ese cuerpo es el que le permite tan expansión.

 

¿Qué significado tiene esa expansión para el ser humano?

 

Esa expansión significa, sobre todo, una mayor adhesión de todo el ser a las leyes superiores. Pero existen otros aspectos: los patrones del cuerpo de luz le permiten trascender la esfera de la vida y participar de la vida cósmica. Para ingresar en esa vastedad, el ser tiene que deshacer sus vínculos, desapegarse de las cosas terrenas. Sólo cuando está más libre consigue soportar el ritmo de los impulsos espirituales. Con el cuerpo de luz formado, es capaz de reconocer las metas mayores de una evolución que está mucho más allá de la humana y terrena. El cuerpo de luz, vehículo sublime de amor y unión, le permite acercarse a la emanación divina que le corresponde irradiar.

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Fuente: Boletín "Señales"  - Figueira

 

1 comentario:

  1. En verdad me llego al corazon este texto.....te abrazo fuerte

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