lunes, 1 de septiembre de 2008

lo que aparenta ser la realidad a primera vista

El tren ha comenzado a moverse. Esta cargado de gente de todas las edades, la mayoría obreros y jóvenes estudiantes de universidad, tanto hombres como mujeres. Cerca a la ventana se sentaba un anciano con su hijo de 30 años.

Mientras el tren se mueve, el hijo esta sobrecogido de gozo, encantado por el paisaje fuera.

"Ve, papa, el paisaje de los arboles verdes alejandose es muy hermoso".

Esta conducta del hijo de 30 años hizo que los demás se sintieran incómodos con el. Todos comenzaron a murmurar una cosa u otra acerca de este hijo.

"Este tipo parece estar loco", el recién casado Anup le susurro a su esposa.

De repente comenzó a llover. Las gotas de lluvia cayeron sobre los pasajeros a través de la ventana abierta. El hijo de 30 años, lleno de gozo decía: "Ves, papa, cuan hermosa es la lluvia..."

La esposa de Anup se molesto con las gotas de lluvia, ya que caían sobre su nuevo vestido, dañándolo.

"Anup, no puedes ver que esta lloviendo? Usted, anciano. Si su hijo no se siente bien, llévelo a un asilo mental pronto y no moleste a los demás".

El anciano titubeo primero y entonces contesto en tono bajo: "Regresamos a casa del hospital. Mi hijo fue dado de alta esta mañana. Nació ciego y no fue sino hasta la semana pasada que recobró la vista. La lluvia y la naturaleza son nuevas a sus ojos. Por favor, perdónennos la inconveniencia causada".


Cuan necesario nos es el empatizar con los demás y tratar de colocarnos en sus zapatos Y es que muchas veces lo que aparenta ser la realidad a primera vista, simplemente no lo es. Tal vez la clave consista en siempre darle a los demás el beneficio de la duda, reconociendo que lo que hacen debe tener sentido en sus mentes y corazones, que tal vez sea motivado por un trasfondo distinto al nuestro y que tal vez sea solo una reacción transitoria. Dejemos de jugar a ser dios y aceptemos que nunca tendremos toda la información ni comprensión completa de situación alguna y que, al emitir juicio debemos estar conscientes de ello. Si asi lo hacemos, podremos siempre extender una mano amiga y tierna a quien ha experimentado menos bendiciones que nosotros. Adelante y que el Señor les bendiga.

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