viernes, 5 de septiembre de 2008

Judá y Tamar: piedad, error y valentía

Judá y Tamar: piedad, error y valentía

Jorge De Las Casas

He aquí a Judá, uno de esos personajes de las Escrituras que han permanecido, un tanto en la penumbra, si los comparamos con otros protagonistas bíblicos.

Jacob tuvo 12 hijos (y una hija, no lo olvidemos, llamada Dina) y José, el profeta, fue el más famoso de todos. Benjamín, su hermano de madre -el más amado por Jacob- ha dado apodo al hijo menor de cualquier familia. Algunos saben que Rubén es el primogénito y que los sacerdotes hebreos descendían del tronco de Leví. Pero muchos no recuerdan a Judá.

El hijo de Lía, Iehudá ben Jacob (Judá) será, sin embargo, el escogido de Dios, según la historia sagrada, para continuar las promesas hechas a sus antepasados. Gracias a Judá se salvó la vida de José, pues cuando sus hermanos quisieron matar al "soñador", aquel les dijo: ¿Qué ganamos con matar a nuestro hermano y después tratar de ocultar su muerte? Es mejor que lo vendamos a los ismaelitas y que no lo matemos, porque después de todo es nuestro hermano".

Este intento de salvar a su hermano -sentimiento compartido con Rubén- aun bajo la apariencia de intereses, no solo tuvo éxito, sino que debió serle reputado como meritorio a los ojos de Dios. Judá se casó después y tuvo tres hijos con su mujer: Er, Onán y Sela. La ley del levirato

Esta ley ordenaba que cuando un hombre moría sin dejar descendencia, el hermano del difunto debía tomar a la viuda, y el hijo que así tuviese de su cuñada debía llevar el nombre del difunto. Esta era una forma de asegurarle descendencia legal.

Resulta que murió Er sin dejar descendencia. Y lo mismo sucedió con Onán, el que había tomado a su cuñada. La dos veces viuda, Tamar, esperaba ser entregada al menor de los hijos de Judá. Pero este también pensó que su hijo Sela moriría como los dos mayores. Y no quiso cederlo a su nuera. Le dijo, pues, a Tamar, que esperara en casa de su padre hasta que Sela fuese mayor de edad. Una trampa

Cuando Judá enviudó, fue al pueblo de Timnat a esquilar sus ovejas. Lo supo Tamar, y cubriéndose el rostro con un velo, fue a sentarse a la entrada del pueblo de Enaím, que está camino de Timnat.

Judá pasó por allí, y al verla cubierta la tomó por prostituta y le pidió sus favores sin adivinar nunca de quién se trataba. Qué mejor descripción que la narración bíblica:

-¿Me dejas acostarme contigo?

-¿Qué me vas a dar por acostarte conmigo?

-Voy a mandarte uno de los cabritos de mi rebaño.

-Está bien, pero déjame algo tuyo como prenda hasta que me lo mandes.

-¿Qué quieres que te deje?

-Dame tu sello con el cordón y el bordón que tienes en la mano.

Judá se acostó con ella y la dejó embarazada. Después Tamar se fue y se quitó el velo que tenía puesto, y volvió a ponerse su vestido de viuda. Judá mandó luego el cabrito por medio de un amigo. Pero este ya no encontró a la "prostituta de la entrada de Enaím" para entregárselo.

Tres meses más tarde le dijeron a Judá:

-Tamar la nuera de usted, se ha acostado con otros hombres, y como resultado de ello ha quedado embarazada.

-Sáquenla y quémenla, gritó Judá.

Pero ella mandó a decir a su suegro:

-El dueño de estas cosas es el que me dejó embarazada. Fíjese usted a ver de quién son este sello con el cordón y este bastón.

Cuando Judá reconoció las cosas dijo:

-Ella ha hecho bien, y yo mal, porque no la casé con mi hijo Sela.

Y nunca más volvió a acostarse con ella. Reflexiones

Judá pecó porque quiso evadir la ley del levirato, que era tenida como un mandato divino. Tamar no pecó, aunque su acto hoy nos pareciera licencioso, porque en verdad ella buscó cumplir la ley del levirato. Las palabras finales de Judá son la sentencia divina: Ella hizo bien y yo mal.

Pero que se entienda. No hizo bien porque se acostase con su suegro. Hizo bien porque intentó cumplir lo que entonces se entendía como la voluntad de Dios expresada en aquella ley.

Tamar vivió y tuvo mellizos: Peres o Fares y Zará.

Del primero de ellos fue descendiente Jesús de Nazaret. Luego, no juzguemos a los niños por su origen irregular: que si son "por dentro", "por fuera", etc. Son una bendición de Dios. Y punto. Judá dio nombre a la tribu más importante del pueblo hebreo con capital en Jerusalén, donde la asentó el rey David.



No hay comentarios:

Publicar un comentario