lunes, 27 de octubre de 2008

Las depresiones Otoñales y la muerte de seres queridos determinan suicidios pre-navideños‏

Con los días más cortos y menos Luz solar llegan las típicas depresiones
otoñales, son más físicas que las primaverales, ya que producen cansancio y
un bajón de energía general, desánimo, desencanto con trabajo y familia y
una desconexión con las personas cercanas como si sintieramos que no estamos
del todo unidos.
En la Naturaleza algunas especies entran en letargo, los humanos tendemos a
entrar en este estado depresivo.
El sol y la melanina:
Nuestras actividades cerebrales referentes a cosas que satisfacen nuestra
persona se ven afectadas por la menor luz que recibimos.
Consecuentemente el humor nos cambia.
Algunos organismos de personas se ven más afectados por ser sensibles a la
luz por lo que entran en una fase de irritabilidad, desasosiego, apatía.
El comer más o alimentos pesados nos aumentan de peso, aparecen los dolores
de cabeza, sensación de mareo, etc.
Entran los desanimos ante los días nublados y al anochecer. La subida de
melatonina hormona del sueño, podría ser un indicador.
Se recomienda la exposición solar para activar la serotonina.
Se sabe que exponerse a luz blanca ayuda a paliar los efectos depresivos
otoñales.
Hacer más iluminadas las estancias, colocar espejos que den sensación de
amplitud.
Caminar en horas de sol
Recordar proyectos futuros y no historias del pasado.
La húmedad es otro factor a huir.
Para los que tienen dolencias es un enemigo porque acrecienta su dolor. Y si
tienen bajón otoñal se unirá un estado emocional alterado. La depresión
aumenta.
Otoño es también un período en que muchos enfermos crónicos fallecen por los
cambios de clima que les perjudican. También muchos ancianos. Y aumentan las
tragedias de carretera o de naturaleza. Lo que aumenta la depresión otoñal.
Si no se ataja las mujeres , que son las más afectadas, pueden pasar unos
meses malos. Y los hombres pueden desenvocar en tendencias suicidas
pre-navideñas.
Si el trastorno sólo dura los meses otoñales, un par de meses, será algo
pasajero, pero a partir del tercer més hay que hablar con el médico que en
principio provará con vitaminas o compuestos que el organismo requiera. Y si
sigue persistiendo se recurirá a un psicologo, ya que lo que comienza como
bajón estacional termina arraigando como un trastorno afectivo.
Las relaciones sociales en este estado depresivo son tan necesarias como la
luz. Si uno se aisla dejándose llevar por las "no ganas de ver o hacer nada"
empezaremos a sentir que las cosas pierden valor y no merecen la pena. Nos
comenzaremos a sentir más distintos e incomprendidos.
Un treinta por ciento de la población española la vive cada año. Y no de
forma anécdotica o pasajera, sino periódica.
En internet tenéis muchas páginas de psicologia que os pueden ayudar.
La depresión otoñal y los fenomenos paranormales.
El estado de bajón y ensoñación continuo es una forma que facilita la
introspección, pero en este caso no termina de ser sana porque no estamos
exentos de distinguir las sensaciones.
Los meses de Otoño son de mayor incidencia de fenómenos paracientíficos.
Estamos más susceptibles. Somatizamos los sentimientos depresivos. Y notamos
nuestras diferencias con el entorno y los que los habitan.
Nuestra mente entra en leves alfas más de continuo y eso nos permite
percibir cosas que nos pasarían desapercibidas en otras épocas del año en
que nuestra mente tiene más actividades que atender.
La presencia de nublados facilita la retención de ondas ambientales sobre
todo de radio. También electromágneticas. Y pueden afectarnos más.
En Otoño las estadísticas de testimonios de visiones de lo espectral aumenta
considerablemente.
También se dan con mayor número los episodios de "notar fallecidos
conocidos". bien porque nuestro animo llamado a la introspección nos hace
recordarlos o porque realmente se den las condiciones adecuadas, eso se
desconoce aún.
También son los meses con mayor incidencia de parálisis nocturnas o
visitantes de dormitorio.
Suele ser perjudicial cara al invierno entre aquellas personas que por edad
o por haber perdido gente querida, con el bajón por medio, empiezan a hacer
valoraciones no correctas del sentido de sus vidas, con la tendencia de
pensar que tienen más ligamen con los que se han ido, que con los que están.
Y que olvidan que parte de la culpa de su estado depresivo puede radicar en
su cuerpo y lo que a nivel hormonal le pueda estar sucediendo.
Las fiestas de difuntos y de todos los santos, son otro punto que aumenta la
pena y el desarraigo con el aquí y el ahora.
Se valora no sólo sus pérdidas, si no lo poco o nada del valor de la vida
humana.
Es normal que en el mes de noviembre la familia que ha perdido seres amados
tengan fenomenología en casa con más asiduidad que en el resto del año.
Muchos dicen que por evocación ellos vienen, otros dicen que por recuerdo
nosotros provocamos los fenómenos, no se sabe la verdad, pero si que suceden
pequeñas anomalías.
Que sólo estando sano emocionalmente y cuidando el apartado afectivo-social
pasaran como historias para recordar y no como casos que nos provoquen males
mayores.
Los antiguos ya debieron sentir el coletazo de este mal, y para paliarlo en
sus credos, en social, organizaban festivales de vida y gracias, con lo que
todos se animaban y aceptaban el ciclo natural de las cosas.
No perder el contacto con la realidad es fundamental.
Saludos
Otoñales siempre con la esperanza de que llegará el sol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario